Una parte importante de nuestra identidad se construye en base a nuestro sentido de pertenencia. Y nuestra identidad biológica se define también en base a nuestros órganos genitales que establecen si pertenecemos al sexo hombre o mujer. Durante siglos, esa pertenencia ha definido las actuaciones del ser humano, en base a unas distribuciones de roles correspondiente a cada sexo. Polarizando las características de cada grupo de personas en los extremos, ensalzando las características del uno por encima del otro.
Sin tener en cuenta que, independientemente del sexo, en todos los seres humanos existe una dualidad conformada por dos hemisferios cerebrales, que rigen funciones diferentes y complementarias que difícilmente pueden existir la una sin la otra. Donde una parte esta regida por nuestro hemisferio analítico, racional y cognitivo más focalizado hacia la acción, que las tradiciones asiáticas definen como energía masculina (yan). Y la otra regida por nuestro hemisferio emocional, creativo y intuitivo más centrado en el “ser” también definido como energía femenina (yin).
La sociedad en la cual vivimos, ha cultivado durante siglos el pensamiento lógico y racional, la fuerza, la jerarquía y el poder, ensalzándolo por encima de lo intuitivo, sutil, y/o creativo, desvalorizando esas cualidades, y privando no solo la sociedad, sino también el hombre y sobre todo la mujer de ellas.
Las mujeres, principales depositarias de esa energía femenina que esta en todos nosotros, necesitan ser las primeras en validar, valorizar y legitimar esas cualidades de su esencia. Solo así el hombre, a su vez, podrá reconocer, validar y darle a su femenino interior el espacio que le corresponde.
Facilitar el diálogo, la comprensión, el entendimiento, y el reconocimiento entre las partes (en este caso masculino/femenino), generando equilibrio entre los polos a través de la aceptación, la sanación, la integración, creando empoderamiento ahí donde sea necesario, es para mi uno de mis objetivos en esta vida.
Descubrir mi dimensión femenina, reconocerla, entenderla, valorarla y darle el lugar que le corresponde dentro de mi, respetándola y legitimándola, ha sido un largo camino salpicado de muchas resistencias.
Y aún así, el sentido de plenitud alcanzado, el cambio en mi manera de relacionarme con el mundo al reconocer y valorizar tanto mi esencia femenina como los aspectos masculinos que viven dentro de mi, me motivan para querer facilitar espacios seguros e íntimos donde las mujeres puedan reconectar con esa femineidad profunda y sanar su percepción de ella.
¿Qué es un círculo de mujeres?

Un círculo de Mujeres es un lugar donde las mujeres pueden compartir sus inquietudes y sus vivencias, donde verbalizar lo que piensan o sienten en un entorno entre iguales.
Un lugar donde conectar y redescubrir esa esencia femenina que fluye en el sentir, el escuchar, el amar, el crear, el estar, el intuir y el percibir, lejos del ajetreado y continuo hacer del mundo en el que vivimos.
Y ese espíritu que florece y se desarrolla en los círculos luego se expande y acaba impregnando nuestra vida cotidiana de consciencia, contagiando a nuestro entorno.
El círculo puede ser aquel sostén que te acompañe (si tú así lo deseas), a dar los pasos que necesitas en tu vida y sustentarte en tus cambios.
¿Qué te aporta un circulo de mujeres?
- Un espacio íntimo, libre de juicio, donde aprender a reducir la exigencia contigo misma y disminuir tu juez interior, para que pueda aflorar la amorosidad hacia ti misma, y hacia tu entorno.
- La oportunidad de identificar, reconocer, y dar lugar a aspectos femeninos que la mayoría desvalorizamos dentro de nosotras y reconciliarnos con ellos, devolviéndoles su lugar, legitimando su existencia.
- Reconectar con la sabiduría del propio cuerpo desarrollando la escucha de la propia esencia a través de los 5 sentidos.
- Sensación de pertenencia, de tribu y de sororidad. Descubrir que entre mujeres si puede haber complicidad y apoyo mutuo, desmitificando la creencia que las mujeres entre ellas son “malas”, disminuyendo de ese modo la sensación de soledad.
Próximos círculos
La peri-menopausia y el arquetipo de la chamana: el camino hacia la plenipausia
La vida de la mujer viene atravesada por tres etapas cruciales que marcan tanto el inicio como el final de un ciclo mas grande de su femineidad: el primer sangrado, la posible maternidad y el último sangrado. Cada etapa conlleva un duelo, el de la niña que se convierte en mujer, el de la mujer que se convierte en madre (o no), y de la madre (o no madre) que se convierte en lo que algunos autores llaman una “Chamana”.
La palabra “chamana”, originaria de la lengua de los Tungus (pueblo de pastores de renos, del lago Baikal en Rusia) viene de la palabra “sa” de “saber”, y significa “la que sabe”. La etapa de nuestro último sangrado es un retorno a casa, es un reencuentro con nuestra esencia femenina, nuestro yo más autentico, ese yo sin tapujos que sabe, a veces salvaje, instintivo, sin pelos en la lengua, intuitivo, creativo, enriquecido por sus experiencias de vida.

La Peri-Menopausia es ese largo peregrinaje que realiza la mujer hasta llegar a su último sangrado. Es un viaje hacia dentro, sembrado de balances vitales y existenciales. Es una revisión profunda de los pilares sobre los cuales ha construido su identidad, a través de lo vivido durante la infancia, la juventud, la adultez, sur ser o no ser madre, es un auténtico recomponerse y darse nuevamente a luz para esta nueva etapa de su vida.
Se trata de un momento de transición crucial en la vida de la mujer, que merece ser honrado y celebrado. Es un rito de paso a otra etapa de la vida que, una vez atravesados las posibles tempestades que la travesía depara, trae plenitud, harmonía, y bienestar.
Y en cambio, para muchas mujeres sigue siendo una etapa con visibilidad insuficiente, a menudo vivido en la sombra y en la soledad. Porque en esa necesidad de seguir la estructura de pura lógica y racionalidad, de fuerza, jerarquía y, a veces de poder, para sentirse reconocida y validada, la mujer se desconecta de su cuerpo y de su sabiduría interna.
La sutilidad de los inicios de esa travesía conduce a que gran parte del viaje transcurra en la oscuridad, donde por desconocimiento y a menudo por desconexión del propio sentir la mujer no reconoce y identifica las señales precursoras de ese ultimo sangrado que se acerca. El no reconocer estas señales, nos imposibilita acompañarnos en este recorrido tan esencial de la propia vida.
Y a menudo, a través del olvido, negamos ese momento que se acerca, por temor a lo que podría entrañar con relación a nuestro ser femenino, nuestra función y nuestro valor, para encontrarnos de bruces con el proceso, y vivirlo entonces desde la sensación de impotencia y temor, dejando el proceso en manos de una visión puramente medicalizada.
“Lo que niegas te somete, y lo que aceptas te transforma” – Carl Jung
¿Qué puedo aportarte?
Mi deseo es contribuir con mi granito de arena para facilitar que la mujeres entre 40 y 50 años puedan acompañarse en esta etapa tan crucial de la vida femenina y llegar a este último sangrado desde la confianza y la harmonía.
A través del acompañamiento individual y/o grupal, quiero brindarte la oportunidad de acercarte a esa etapa de tu vida, replanteando las creencias, los temores y las percepciones que tienes acerca de ella. Quiero compartir contigo recursos, comprensiones y herramientas psico-emocionales que te permitan reconocer las señales de tu reloj interno cuando ese marque el inicio tu viaje hacia tu último sangrado (perimenopausia) y te permitan acompañarte y sostenerte durante este viaje para que puedas acoger tu ultimo sangrado desde la aceptación, la harmonía, y vivirlo con plenitud y vitalidad renovada.
Próximos encuentros
La maternidad como viaje de reencuentro con el propio cuerpo y de crecimiento personal

La maternidad para mi no solo ha supuesto la entrada en mi vida de una nueva forma de amor, que nada tenía que ver con lo que yo había imaginado, si no también fue el inicio del desarrollo y crecimiento de nuevos aspectos en mi, hasta entonces para mi desconocidos.
Un camino de transformación lleno de ilusiones y alegrías, al mismo tiempo que miedos, inseguridades, temores, frustraciones, agotamientos, cansancios, penas, y de descubrimientos sobre mi misma, durante el cual a menudo me he sentido perdida y me he perdido de mi misma; perdiendo de vista esa dimensión propia de mujer y de persona que surge una vez despojada de los diferentes roles.
¿Qué te puedo aportar?
Desde esa óptica te ofrezco acompañarte en esos momentos de niebla, de miedos, o de inseguridades y/o angustias, de estrés, de conflictos de conciliación que a veces pueden surgir.
Juntas miraremos de que puedas dar voz a los cambios internos y externos que estas viviendo, a las inquietudes que te rondan, para que puedas darles acogida, y vivir la maternidad en plenitud y gozo.
Próximos encuentros
En un gota de agua se encuentran todos los secretos del oceano, en un aspecto de ti se encuentran todos los apectos de una existencia.